¡Hola de nuevo! Hoy voy a abordar un tema que conforme pasan los años, toma más importancia: realizarnos una  colonoscopía. Este estudio se refiere a introducir por el ano-recto un tubo de aproximadamente 1.8 metros de largo y poco más de 1 cm de diámetro que contiene un pequeña cámara en su punta, para observar todos los segmentos del colon y sus paredes con una visión de 360 grados, y valorar posibles lesiones; así como tomar muestras de tejidos (biopsias), realizar en ocasiones resecciones de pequeños tumores llamados pólipos, entre otras cosas.

En ello radica la importancia de este estudio, ya que no solo permite observar bajo visión directa las lesiones que puedan aparecer dentro del colon, sino que podemos tomar muestras de dichas lesiones y estudiarlas en el microscopio, permitiéndonos dar un diagnóstico certero. Y es que habitualmente el cáncer  colorectal comienza como un pólipo (pequeños tumores de tejido benigno que crecen dentro de la luz del colon, parecidos a una verruga en la piel), así que imagínate la oportunidad que tenemos los médicos al poder ver esas lesiones dentro de tu  colon, y llevarlas al laboratorio para saber si tienes cáncer o, simplemente retirarlos para evitar que se convirtieran en tejidos malignos, lo cual puede suceder cuando hablamos de pólipos. De acuerdo a especialistas del Hospital Clinic de Barcelona*, la mayoría de los pólipos se detectan en una colonoscopía, y no solo eso, al quitarlos para estudiarlos, estamos evitando que se malignicen, por lo que puede ser una colonoscopía diagnóstica y terapéutica al mismo tiempo.

Sin embargo no es lo único que se puede ver y hacer en este estudio, ya que otra de las lesiones que podemos encontrar es la presencia de cambios en los tejidos que orienten hacia una Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), la cual es una de las enfermedades menos conocidas por las personas y que suele dividirse en dos grandes grupos: Colitis ulcerativa o CUCI y Enfermedad de Crohn, que pueden ocasionar una vida de tormento real al  paciente que llega a padecer cualquiera de las dos. Ya que cursan con alteraciones en la frecuencia y consistencia de las evacuaciones, así como en sus características, como heces con sangre, pus, sumamente dolorosas, por mucho tiempo y en forma de diarrea, que llevan al paciente a hospitalizaciones constantes e incluso a complicaciones, antes de que sean diagnosticados mediante una colonoscopia.

Y finalmente el cáncer de colon, hoy por hoy a pesar de que existen múltiples estudios para descartar la enfermedad, la colonoscopía es el que ocasiona más ansiedad y sensación de incomodidad directamente asociada al estudio más que al diagnóstico probable de cáncer, por lo que debemos ser muy respetuosos con el paciente respecto a su opinión y ampliarle el panorama sobre los riesgos y beneficios que obtendrá con una colonoscopía. Sin embargo es ineludible que es el estudio que nos podrá dar un diagnóstico definitivo siempre de un cáncer de colon, porque permite, repito, tomar muestras de tejido y así, saber qué tipo de células están ahí, sean malignas o benignas.

Espero haberles ayudado un poco a tomar la decisión de hacerse una colonoscopía cuando haya sido indicada por su médico tratante,  o si es que se encuentran en el grupo de pacientes entre los 50 y 75 años, son por ese sólo hecho, candidatos a estudio de su colon. En un siguiente blog, les platicaré sobre la preparación previa que requiere su intestino grueso para que esa ansiedad y estrés que ocasiona su realización disminuya.

Platícanos qué opinas, si has tenido una buena o mala experiencia con este estudio y déjanos saber cómo lo resolviste.

¡Hasta pronto!!

*Pólipos y poliposis colorrectales. Leticia Moreira, Antoni Castells, Sergi Castelvi. Servicio de Gastroenterología, Hospital Clinic, Barcelona.